jueves, noviembre 27, 2008

Yann Tiersen, La Dispute

La Dispute (con bochornosos errores de dedo)

Creo, y sin miedo a represalias, que Yann Tiersen es un compositor remarcable. La mayoría de nosotros lo conoció por el film francés Amélie; sin embargo, su creatividad va más allá de los soundtracks (aunque ya había participado en Good Bye Lenin). En lo personal creo que sin la música de Yann Tiersen, las películas que han usado algunas de sus obras no hubieran tenido el impacto deseado.

Como sea, es agradable escuchar esta música, y también interpretarla. Existe algo de sencillez, incluso de minimalismo; y en algunas ocasiones, como cuando toca al lado Shannon Wright, un toque de rock bastante artístico (tipo Elysian Fields).

Yann Tiersen y Shannon Wright,
Something to live for

lunes, noviembre 17, 2008

El «Giro Extraño» del Tango

Juguete Rabioso/La Chicana


El Tango es algo así como la música que respira soledad, agonía, desprecio, arrogancia, felonías, traiciones y quizá por último muerte.

Ha pasado tanto por el tango y el tango ha pasado por tantos rincones del mundo, que a la hora de tratar de hacer un recuento de los hechos y los daños, es probable que vayamos dando tumbos de un lado a otro sin sacar conclusiones verosímiles.

La mitología del tango vive ahora y sin embargo, ya no es sino una parodia de la vida misma, una mueca de la boca que ironiza la tragedia de vivir esta vida que no aguanta tanta muerte.

Y ahora, el giro, el extraño viraje que ha dado el tango en el nuevo milenio que se ha quedado sin Astor o algún otro astro que brille con tanta intensidad por estos lares.

Es un giro extraño pues hay otros pequeños satélites del tango en este mundo de idilios perniciosos.

La Chicana es un vuelco tremendo al tango, es una vuelta, un retorno y un volver a la tragedia anónima y vivaz. Es una música que canta y una voz que hechiza. Es un bandoneón, guitarra y pulmones que invitan al canto y al baile de arrabal.

Es un respirar.

Acho Estol y Dolorés Solá, un dueto que le ha dado un nuevo respiro a la canción argentina, y sin duda, mucho, mucho de que hablar... y cantar.


Un Giro Extraño


Ayer hoy era mañana/La Chicana

en el pasado todo el tiempo dura igual
un mal segundo una década normal

miércoles, noviembre 12, 2008

En los zapatos de John Cage



Donde quiera que estemos lo que más oímos es ruido.
Cuando lo ignoramos nos molesta.
Cuando lo escuchamos nos parece fascinante.

Música es sonidos, sonidos alrededor nuestro, así estemos dentro o fuera de las salas de concierto.

El silencio es la posibilidad de ser música.

People have two ears. They should be able to listen in at least two different ways

The material of music it's sound and silence, integrating these is composing: I have nothing to say and I am saying it.

Le seul problème avec les sons, c'est la musique.

Cuando oigo lo que llamamos música, tengo la impresión de que se trata de alguien más que me habla, y que habla de sus sentimientos, o de sus ideas sobre las relaciones, pero cuando oigo la circulación, el sonido de la circulación [the sound of traffic], aquí, en la Sexta avenida, no tengo la impresión de que alguien me hable. Tengo la sensación de que el sonido actúa [the sound is acting], y amo la actividad del sonido; es más fuerte o menos fuerte, más agudo o más grave, y esto me satisface completamente. No tengo la necesidad de que el sonido me hable. (…) La gente espera de la escucha que ésta se más que una escucha y, a veces, emplea expresiones como «la escucha interior» o «el significado del sonido». Cuando hablo del sonido, la gente termina por comprender que hablo del sonido, que no tiene significado, que no es «interior» sino «exterior» [it’s non inner, but it’s just «outer»]. Amo los sonidos tal como son. Los que lo entienden acaban por decir «¿quiere decir que no son más que sonidos?» y piensan que lo que no es más que un sonido es inútil [useless]. (…) Amo los sonidos tal como son; no quiero que los sonidos pretendan ser otra cosa, que un sonido pretenda ser un presidente, o que está enamorado de otro sonido. Sólo quiero que sea un sonido, y no soy tan tonto.

Puesto que antes había tomado por verdadera la razón para componer música que me había transmitido Gita Sarabhau de su maestro en la India, según la cual hay que serenar y tranquilizar la mente a fin de que sea receptiva a las influencias divinas, en respuesta a la lección de Suzuki determiné, antes que ir hacia adentro, ir hacia fuera, a fin de usar las operaciones del azar como una disciplina en mi música, una disciplina que confiaba era equivalente a sentarse con las piernas cruzadas en posición de loto, con la fe de que la estructura de la mente es en efecto oval (una estructura continua), y que mis composiciones musicales serían resultado no de la expresión de mi yo, sino de la alteración de mí mismo.

La música no comunica realmente a la gente. O si lo hace es en una manera muy, muy diferente de la que existe de persona a persona.

El significado esencial del silencio es la pérdida de atención... el silencio no es acústico. Es un cambio de mentalidad. Un punto de vuelta 

In a landscape

John Cage en el programa Écoute de Michel Fano
(la séptima cita es el texto de este video)

miércoles, noviembre 05, 2008

Tlatzotzonalli, el origen de la música

Camino a Mictlán, de Jorge Reyes

Mítica náhuatl sobre el origen divino de la música*

El dios Tezcatlipoca, Espejo humeante, llamó a Ehécatl, Dios del viento y le dijo: Vete a la Casa del Sol, el cual tiene mucha gente con sus instrumentos como los de las trompetas con que le sirven y cantan. Y una vez llegado a la orilla del agua, llamarás a mis criados Acapachtli, Acíhuatl y Atlicipactli y les dirás que hagan un puente para que tú puedas pasar, para traerme de la Casa del Sol a los que tocan con sus instrumentos.

Tezcatlipoca

Y esto dicho, Tezcatlipoca se fue sin ser más visto. Entonces Ehécatl, Dios del viento, se acercó a la orilla del mar y llamó por sus nombres a los criados de Tezcatlipoca. Ellos vinieron luego e hicieron un puente por el que pasó.

Ehécatl, Dios del viento

Cuando lo vio venir el Sol dijo a sus servidores que tocan sus instrumentos: He aquí al miserable, que nadie le responda, porque el que le conteste se irá con él. Los que tocan sus instrumentos están vestidos de cuatro colores, blanco, rojo, amarillo y verde. Y habiendo llegado Ehécatl, Dios del viento, los llamó cantando. A él respondió enseguida uno de ellos y se fue con él y llevó consigo la tlatzotznaliztli, la que usan ahora en sus danzas en honor de los dioses.

*Tomado del artículo de Miguel León-Portilla: La Música en la Literatura Náhuatl

Tlatzotznaliztli, es el arte de hacer resonar, viene del verbo Tlatzotzona que significa dar golpes o hacer resonar, y asimismo genera el vocablo Tlatzotzonalli, que se podría traducir como música o instrumento musical.
____

La mitología náhuatl de la música —aunque análoga a la tradición griega en la que las musas, siendo la Euterpe ("La que deleita"), la portadora de este arte, propagaron el sonido entre los hombres—, se ha ido desvaneciendo, en parte porque hay pocos códices que den testimonio de la forma en que se interpretaban los instrumentos prehispánicos (ólmaitl, teponaztli, huéhuetl, ayacachtli, etc.).

Conocer cómo concibieron los antiguos pobladores de mesoamérica lo que ahora llamamos con un vocablo griego, música, nos ayudará a preservar a nuestro propio pueblo.

Xochipilli (sí, el que está atrás de los billetes de 100 pesos),
después de comerse unos hongos alucinógenos,
y entre muchas cosas, dios de la música.
Mi billete favorito (no lo impriman, es delito)