[Hoy hace 26 años falleció Julio Cortázar]
Si hay un escritor dedicado a su arte tanto como a la música ese quizá es Cortázar. En efecto su talento narrativo trascendió sus habilidades musicales. Como se sabrá fue un trompetista amateur y un melómano como pocos. Algunas anécdotas señalan que Cortázar además tocó el clarinete y el piano.
En textos como El Perseguidor o en la monumental Rayuela, nos demuestra su enorme sapiencia musical, así como su gusto refinado por el jazz.
Sin embargo, sus conocimientos y gustos musicales no sólo se quedan estancados en el jazz. Cortázar era un genuino conocedor del arte musical, y no sólo del entorno academista clásico, también del contemporáneo. Esto último puede corroborarse con la enorme cantidad de datos musicales que abundan en Rayuela y en otros tantos textos compilados en La Vuelta al Día en Ochenta Mundos.
Para no ir muy lejos, esta vez quisiera señalar un texto que me ha llamado mucho la atención. Se trata del cuento inédito (publicado ahora en Papeles Inesperados) titulado Manuscrito hallado junto a una mano, en el cual Cortázar nos muestra al gran narrador que fue, pero también al gran melómano.
La estructura del cuento está explicada en el mismo título. La historia contada es un manuscrito que (hipotéticamente) es hallado junto a la mano del escritor y nosotros somos los descubridores de ese texto. Desde ahí empieza la complejidad narrativa de Cortázar, la cual nos recuerda a otro cuento célebre, Continuidad de los parques.
Otro aspecto que es de llamar la atención es la enorme cantidad de referencias musicales, en especial a violinistas de alto calibre. Los violinistas que conforman el cuento son, quizá, algunos de los más grandes de todos los tiempos:
Nathan Milstein
Ruggiero Ricci
Isaac Stern
Arthur Grumiaux
Zino Francescatti
Yehudi Menuhin
Ricardo Odnoposoff
Christian Ferras
Ivry Gitlis
Jascha Heifetz
Leonid Kogan
David Oistrakh
Narrarles el cuento y la relación de los violinistas antes mencionados con los hechos de la historia, sería arruinarles toda la sorpresa. En 6 páginas, Cortázar hace gala de su gran capacidad de unificar hechos ficticios con eventos y personajes reales, y luego arrancarnos una sonrisa, el mismo placer que quizá él haya sentido al escuchar a este grupo de violinistas reunidos, con la brevedad, la ironía y el virtuosismo de un Capricho de Paganini.
Nathan Milstein interpreta "Paganiniana"
2 comentarios:
Tu blog es excelente. Me encanta Cortazar y el Jazz.Es un privilegio ser tu seguidor.
Saludos
¡Esa pieza la tengo de rington! Já... la finura conmigo.
Quiero leerte mucho.
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