miércoles, noviembre 05, 2008

Tlatzotzonalli, el origen de la música

Camino a Mictlán, de Jorge Reyes

Mítica náhuatl sobre el origen divino de la música*

El dios Tezcatlipoca, Espejo humeante, llamó a Ehécatl, Dios del viento y le dijo: Vete a la Casa del Sol, el cual tiene mucha gente con sus instrumentos como los de las trompetas con que le sirven y cantan. Y una vez llegado a la orilla del agua, llamarás a mis criados Acapachtli, Acíhuatl y Atlicipactli y les dirás que hagan un puente para que tú puedas pasar, para traerme de la Casa del Sol a los que tocan con sus instrumentos.

Tezcatlipoca

Y esto dicho, Tezcatlipoca se fue sin ser más visto. Entonces Ehécatl, Dios del viento, se acercó a la orilla del mar y llamó por sus nombres a los criados de Tezcatlipoca. Ellos vinieron luego e hicieron un puente por el que pasó.

Ehécatl, Dios del viento

Cuando lo vio venir el Sol dijo a sus servidores que tocan sus instrumentos: He aquí al miserable, que nadie le responda, porque el que le conteste se irá con él. Los que tocan sus instrumentos están vestidos de cuatro colores, blanco, rojo, amarillo y verde. Y habiendo llegado Ehécatl, Dios del viento, los llamó cantando. A él respondió enseguida uno de ellos y se fue con él y llevó consigo la tlatzotznaliztli, la que usan ahora en sus danzas en honor de los dioses.

*Tomado del artículo de Miguel León-Portilla: La Música en la Literatura Náhuatl

Tlatzotznaliztli, es el arte de hacer resonar, viene del verbo Tlatzotzona que significa dar golpes o hacer resonar, y asimismo genera el vocablo Tlatzotzonalli, que se podría traducir como música o instrumento musical.
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La mitología náhuatl de la música —aunque análoga a la tradición griega en la que las musas, siendo la Euterpe ("La que deleita"), la portadora de este arte, propagaron el sonido entre los hombres—, se ha ido desvaneciendo, en parte porque hay pocos códices que den testimonio de la forma en que se interpretaban los instrumentos prehispánicos (ólmaitl, teponaztli, huéhuetl, ayacachtli, etc.).

Conocer cómo concibieron los antiguos pobladores de mesoamérica lo que ahora llamamos con un vocablo griego, música, nos ayudará a preservar a nuestro propio pueblo.

Xochipilli (sí, el que está atrás de los billetes de 100 pesos),
después de comerse unos hongos alucinógenos,
y entre muchas cosas, dios de la música.
Mi billete favorito (no lo impriman, es delito)

2 comentarios:

marichuy dijo...

Luis

Hace mucho que no escuchaba a Jorge Reyes. Veo que su búsqueda musical continúa.

Estupendas imágenes las que ilustran esta entrada tuya.

Saludos

Luis Alvaz dijo...

Hay obras que me gustan de Jorge Reyes, porque se advierte esa búsqueda que tú dices.

También suele hacer muchas fusiones, lo cual también tiene un mérito innegable, sobre todo porque sería utópico decir que lo que hace es música prehispánica, cuando nadie sabe cómo usaban los instrumentos. Sin embargo, ahí también está el problema, porque hay sonidos que están encasillados con lo prehispánico, sin un correspondiente estudio. Pero bueno, creo que Jorge Reyes es de los pocos que hace estas cosas, así que es motivo para admirarle, creo.

Saludos