lunes, diciembre 26, 2005

Tributo al Artista (ése, el que hace arte)

¿Han visto al artista?
Por desgracia yo no he tenido el gusto de conocerlo. Tal vez algún día, con un poco de suerte, y un poco de sacrificio, llegue a su encuentro. Con aquél que tiene al arte como una cosmovisión, y no sólo un medio para expresarse.
Pero qué les parece si en el marco de este foro ponemos los parámetros para llegar al artista.
— ¿Parámetros? — dirá alguien
— Sí, los parámetros para alcanzar al arte — contestaré de inmediato
— Pero, si no existen tales parámetros, es sólo tu imaginación, estás tratando de encontrar una solución errónea a un caso totalmente abstracto. Recuerda, el instinto del ocaso está en todos los seres vivos. Todos y cada uno nace con aquél instinto de llegar al final y embelezarse en el último de los portentos terrenales: la muerte. Las notas de un poeta, el lienzo de un pintor, el esbozo interminable de un compositor tras sucumbir a los pertrechos musicales. ¿Qué los inspiró?, dirás: «su musa, esa mujer que embeleza los corazones incautos de los artistas; o ése joven gallardo que matiza los dramas de las poetisas». Tal vez dirás: «la quimérica imagen del absoluto, la búsqueda del más allá, o el infortunio letargo de la inmaculada concepción divina». Es pues así, primerizo en las letras, que te contradices. Crees en la absolución concreta, en la profanación del arte por tus prejuicios maltrechos, y creas confusión al tratar de crear un postulado idóneo, aunque sólo sea idóneo para ti, o tal vez ni eso...
— Dices sabia verdad, mi ilustre colega, pero veo en ti fallas irrisorias y petulantes. Te jactas de persona justa y de buen juicio; asimismo me atacas de prejuicio y de herejía. Mas no sabes que el “arte” es lo más sagrado para mí. ¿Cómo profanar lo que se ama?, ¿cómo soslayar las razones que llegan a mi mente?, ¿cómo perpetrar aquel delito? Recuerda bien esto, porque yo no propuse un postulado o axioma absoluto. Yo no propuse una idea irracional o un argumento dogmático. Lo único que propuse fue una tesis, una idea sustentada en mis ideales agónicos, en mis suspiros “wagnerianos” y en mi más íntimo deseo aspiracional. Creo profundamente en lo que dices, creo en el arte como el arquetipo humano de lo incondicional e infinito, y también creo en que un artista no es aquel que busca el absoluto, sino aquel que se busca a sí mismo. Sin embargo, y no alcanzaste a escucharlo, yo proponía “parámetros para el artista”, para el arte, para aquel incentivo que nunca es único y que siempre es moldeable. Si el arte es así, por qué sus parámetros debieran ser de otro modo. Un parámetro, como regla o sustento tendenciosamente literal, no es para el arte, sino para cualquier otra disciplina humana. Cuando se crean parámetros estéticos, éstos son fácilmente franqueables, porque el arte no permite barreras, sino espacios abiertos y libertades que rebasan la concepción que humanamente se tiene de libertad. El parámetro propuesto, pues es: hacerse uno con el arte, convertirse en instrumento del arte (y no al arte en instrumento), ser totalmente íntegro, honesto y humilde. Usar la técnica, pero no insistir en ella, porque eso sería una contradicción. El arte es al artista, pero nada es al arte. En el arte las revoluciones son naturales, porque el hombre es un ser de revoluciones. El arte por sí solo es superior, por lo que no es menester saber qué tipo es superior a otro. Decimos conocer 7 artes, pero esa es la máxima limitante. El arte es uno, no conoce límites y no se puede ajustar a esos parámetros. El arte es el exilio del alma, es la fuga inmaterial y el sustento más grande de lo terrenal.

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